Como
psicóloga, la mayoría de los casos
infantiles que trato responden a la
preocupación de los padres y madres sobre
las conductas de sus hijos e hijas. A
menudo, me encuentro con la necesidad
de contrastar las expectativas de padres y
madres con las necesidades de la infancia.
Es muy común la consulta de padres y
madres preocupadas porque sus hijos e
hijas no quieren realizar los deberes,
se encuentran con una gran desmotivación
en la escuela y en casa solo quieren jugar
(incluyendo en jugar conductas como: tirar
cojines, saltar encima de la cama,
tumbarse en el suelo, etc.)
La infancia
es también una etapa en la que se aprenden
normas sociales y, por ello, a veces se
tiende a pensar que determinadas conductas
responden a un problema respecto a las
normas y los límites.
Sin embargo,
ciertas preocupaciones de los padres y
madres responde más bien a las
expectativas y necesidades actuales
respecto a la infancia: se necesita que
sean los niños y niñas quienes se
adapten al ritmo de vida de las personas
adultas, a pesar de que este ritmo a veces
se identifique con el estrés, y aquí
radica el error. Debemos ser conscientes
del concepto de infancia y el tiempo
necesario para la maduración, el
aprendizaje y el juego. En estos casos, mi
terapia responde mayoritariamente a un
trabajo de aceptación de la infancia y la
empatía con el niño o niña.
Realmente, resulta complicado no
justificar la conducta infantil aludiendo
sencillamente a que de eso trata la
infancia: de jugar y aprender.
De hecho,
deberíamos aprender jugando, más aún en
una edad en la que tenemos la mayor
capacidad de aprendizaje de nuestra vida.
Y no es casual que la mayor fuente de
aprendizaje sea la propia experiencia:
aprendemos tocando, creando, oliendo,
comiendo, jugando, pero en definitiva
“haciendo” y no tanto escuchando cómo
otros nos cuentan que lo hicieron.
Por
ello, como psicóloga, recomiendo a los
padres y madres que se acerquen a la
infancia disfrutando ya que, de ese modo,
se proporcionará un entorno dinámico y
lúdico para el aprendizaje, además de
mejorar la convivencia y el apego.
En
definitiva, se trata de crear verdaderas
oportunidades de aprendizaje, disfrute y
experimentación que permitan espacios y
tiempos de exclusividad y atención a la
infancia.
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Sandra
Torres TorreblancaPsicóloga y Psicoterapeuta
"Porque los
niños son necesarios en el mundo
exactamente tal y como son"
Janus Korczak
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